Hope: una historia de un perro paralítico con final feliz
Marta Sitjà, la cuidadora de un perro paralítico llamado Hope, acudió a nosotros en junio de 2013 en busca de una silla de ruedas. Nos ha encantado encontrarnos dos años después el escrito que os ponemos a continuación. Esperamos que os emocione tanto como a nosotros:
«Vivo con 2 perritas, una de ellas es paralítica, la adopté hace 2 años, es el amor de mi vida, no existe en el mundo nada tan bonito, tan bueno, tan sacrificado, tan luchador, tan valiente, tan generoso y con el alma tan pura como mi Hoppy y ésta es nuestra historia:
Hace 2 años justamente por estas fechas tenía en mi cabeza adoptar otro perro, soy Educadora Canina y quería dar hogar a un perro que lo necesitara mucho, buscaba alguno mayor, con problemas o que llevara mucho tiempo en perrera. Entonces un día mirando el Facebook apareció una perrita pequeña, con una silla de ruedas azul que era más grande que ella y acompañando la foto un texto que decía algo así como que si ya la mayoría de perros son invisibles para la gente pues este tipo de animales, con problemas o enfermedades, aún eran más invisibles…
Me puse a llorar, y pensé que no era verdad, que no podía ser verdad, a mi sí que me importaban…
Al día siguiente ya no pude quitármela de la cabeza, pensaba cómo sería su vida, pensaba si se podría adaptar a la mía, si yo sería capaz de ofrecerle una buena vida, me puse a llorar…
Al otro día ya estaba harta de llorar, abrí el Facebook y le escribí un mensaje a la persona de contacto, le conté quién era yo y cómo era mi vida…podría ese animal ser feliz conmigo??
Me dijeron que el domingo había una feria en Calella y que la fuera a ver, sin compromiso, así que fui hasta Calella, nos miramos, la cogí en mis brazos y ya no la volví a soltar.
Le pusieron Hope, porque si existe un ser en el mundo con esperanza y ganas de vivir esa es ella.
La encontraron atropellada en medio de la carretera, con la columna rota; un maldito cazador que ya de pequeña la mutiló cortándole la cola (y a saber qué otras torturas le haría) la abandonó cuando no tenía ni 1 año, ella cruzó la carretera y un coche se la llevó por delante. Fue a parar a la perrera de Argentona (curiosamente donde yo haría mis prácticas de Educadora Canina un tiempo después), pero no podían hacerse cargo de ella y la asociación El Club de Kat se hizo cargo; tengo claro que si no fuera por esa gente maravillosa mi perra estaría muerta.
De ahí rulando por casas de acogida, ya se sabe, tienen muchos perros, necesitan muchos cuidados, esa gente son ángeles con corazones enormes pero no pueden hacer milagros, hacen lo que pueden…
Hasta el día que yo la vi en Facebook, fui a Calella y me la traje a casa.
Nos adaptamos perfectamente la una a la otra, desde el primer día ha ido sin correa por la calle, no se separa de mí y ha aprendido en tiempo récord todas las órdenes (ven, para, quieta, corre…) y también todas las trastadas de la otra perrita, son como 2 crías traviesas divirtiéndose por la ciudad.
Su vida vale millones, que yo sepa (porque así me lo han dicho) ya hay 2 perros que iban a sacrificar y gracias al ejemplo de Hope ahora van con su sillita de ruedas, y no sólo eso, ella alegra el día a todo aquel con el que nos cruzamos, lo veo en la cara de la gente,¿sabes? van con ese rictus de amargura y cuando ven a Hoppy (así la llamo yo) se les dibuja una sonrisa en su rostro. Es una activista, con su historia vamos concienciando a la gente sobre el maltrato y el abandono, vamos a todas las manis que hay por Barcelona y todos la conocen.
Hace vida normal, sólo que por la calle lleva su sillita, pero corre, juega, come, disfruta y enreda como cualquier perro.
Tengo un respeto por ella fuera de serie, se suele hacer daño en las patas de atrás porque las lleva muertas y se va dando golpes con las piedras y demás….NUNCA se queja, nunca la ves mustia, nunca deja de querer salir, nunca ha tenido un mal gesto con nadie, por mucho que sufra o que le duela, nunca el menor atisbo de agresividad; su resistencia al dolor es de guiness, su capacidad de amar infinita y su generosidad con el desgraciado ser humano que ha truncado su vida es inmensa.
Es el mejor regalo que me ha hecho la vida (junto con mi otra perra), la gente cuando nos ve por la calle suelen decir que Hope ha tenido mucha suerte al encontrarme, pero quién ha tenido la suerte soy yo, me siento privilegiada porque la mirada más noble que conozco me mira a mí, y el amor más incondicional es para mí…
Soy yo la afortunada y no dejo de dar las gracias porque ella ha cambiado mi vida, yo ya no me quejo por tonterías, veo la vida d
e otra forma, hay más amor en mí. ¿¿¿Cómo agradecer tantos dones??? Sólo puedo cuidarla y amarla y hacer que su vida sea maravillosa, eso hago y eso hace ella conmigo.»
Escrito por Marta Sitjà
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