Hoy en día, gran parte de los amantes del mar tenemos perros y muchas veces no sabemos qué hacer con ellos durante nuestras visitas a la playa. Nuestros amigos de cuatro patas siempre están contentos cuando llegamos a casa y les entusiasma compartir momentos junto a nosotros así que ¿porqué no podríamos introducirlos al paddle surf?
El mero hecho de compartir una actividad con ellos no sólo les cansa y les motiva a trabajar sino que también crea un vínculo junto a nosotros en el que podemos ganar mucha confianza con nuestro perro.
Nuestra preparación
Antes de empezar debemos tener presente cuál es nuestro objetivo. En nuestro caso es conseguir que podamos disfrutar de un paseo por aguas tranquilas con nuestro perro. Esto va a llevar un esfuerzo y no todos los días vamos a salir igual de contentos de nuestro entrenamiento.
A Algunos perros les encanta el agua y no tienen ningún miedo de las olas, otros su confianza total con el dueño les lleva a hacer cosas impensables como saltar de una pared y esperar que el propietario los coja al caer. Ahora bien, nos pondremos en la situación más crítica, entrenar a un perro que no le gusta nadar y aún menos enfrentarse a situaciones impredecibles, como es el caso de Nik.
Así que partiendo de las anteriores premisas debemos tener presente que para nuestro perro esta actividad debe ser divertida y por lo tanto nunca puede comportar un castigo, siempre debe haber un premio. Esto les motivará y fortalecerá el deseo de poder compartir un buen paseo de paddle surf con su dueño.
Es importante empezar trabajando dos aspectos: el primero es la motivación para interactuar con el agua, debemos conseguir que se familiarice con este medio, por ejemplo, en lagos o ríos donde no hay oleaje. Allí podemos correr junto a él por la orilla o tirarle algún muñeco para que vaya a buscarlo. Y el segundo, empezar a trabajar con la tabla de paddle surf en el suelo.
Empezando en tierra
La idea de empezar trabajando con la tabla en tierra es para que nuestro perro poco a poco se siente seguro en ella y coja confianza, de tal manera que utilizaremos el refuerzo positivo. Cuantas más experiencias positivas tenga nuestro perro con la tabla en tierra, más seguro se sentirá cuando esta actividad se vuelva un reto mayor para él.
Primero podemos dejar la tabla en el suelo y dejar que el perro experimente y explore. Después de un rato, podemos poner alguna chuche o juguete encima para motivarle que se acerque aún más y suba. Justo en el momento que suba encima de la tabla debemos premiarle de tal manera que él entenderá que estamos contentos y él obtiene un premio cuando realiza esta acción.
Cuando observamos que nuestro perro ya sube confiado podemos introducirle ciertas ordenes, ya sea para indicarle que suba o baje como también para que se sienta o se tumbe encima de la tabla, ya que esto es lo que necesitaremos una vez estemos dentro del agua. Poco a poco debemos empezar a ponernos nosotros detrás de él mientras esté sentado o tumbado y le podemos exigir que esté durante un periodo de tiempo más largo en dicha posición.
Nuestro último paso antes de ir al agua es familiarizarle con una armilla salvavidas para perro fuera del agua. El perro debe asociar que la tabla y la armilla van juntas así que seguiremos trabajando las anteriores órdenes con la armilla puesta.
En este punto muchos os preguntaréis porque utilizar una armilla para el perro. Primero de todo, debemos tener presente que si queremos salir al agua podemos caernos y debemos poder asegurar la vida de nuestro amigo, de tal manera que nos ayudará tanto si se da un golpe como si queremos volverlo a subir en la tabla. Muchas de las armillas que venden tienen un asa para poder coger el perro, así que podremos subirlo con facilidad.
Vamos al agua
Primero de todo es importante que nosotros dominemos el paddle surf antes de montar a nuestro perro. Cuando esto ya lo tengamos consolidado es el momento de buscar un lago o un rio con agua calmada para llevarle en sus primeros días.
Antes de ponernos directamente en el agua es importante que trabajemos un poco la rutina creada en el suelo para que el perro se habitúe al cambio y al nuevo ambiente. Posteriormente podemos hacer nuestros primeros pasos en el agua:
Paso 1: Conseguir que el perro suba encima: Para ello situaremos la tabla bien cogida cerca de la orilla y la mantendremos lo más quieta posible, daremos la orden para que suba encima de ella y premiaremos en el momento de montarse ya que se balanceará. Continuaremos premiando a medida que el perro esté encima de la tabla (no hace falta que sea con las cuatro patas) y poco a poco le iremos pidiendo que esté todo él encima de la tabla. Si está tranquilo podemos mover la tabla despacio. Por último, daremos la orden para que baje de ella y en ese momento lo premiaremos con mucho entusiasmo ya que ha conseguido un gran logro.
Paso 2: Conseguir que los dos estemos encima de la tabla: Para conseguirlo nos sentaremos en el centro de la tabla, le daremos la orden para que suba y después la orden para sentarse. Posteriormente podemos remar como si lleváramos un kayak o si somos dos personas, una puede subirse en la parte trasera y pasearnos mientras nosotros seguimos trabajando la seguridad del perro.
Si nos sentimos los dos seguros, con movimientos muy suaves y lentos podemos ponernos de rodillas y seguir rodeando a nuestro perro que está sentado. Nuestro último paso será ponernos de pie encima de la tabla con el perro sentado entremedio de nuestras piernas. Si estamos solos debemos continuar con mucha suavidad pero si contamos con ayuda podemos levantarnos e invitar al perro a subir mientras que nuestro compañero nos aguanta la tabla.
En todo momento, paciencia y calma. Nuestro perro nos indicará cuando está preparado para el siguiente paso y de esta manera podremos ir afrontando retos junto a él. Si nosotros disfrutamos y ellos disfrutan cada vez podremos introducirle en nuevos ambientes y poco a poco compartiremos más actividades en el mar con nuestros amigos, como por ejemplo surfear una ola.