La termoterapia es, a grandes rasgos, el tratamiento por medio de la temperatura. Es la fase más inicial e intuitiva de una rehabilitación; hasta tal punto, que todos a lo largo de nuestra vida lo hemos aplicado en alguna ocasión. ¿Quién no se ha hecho daño en el tobillo y al llegar a casa se ha puesto hielo? ¿O calor cuando nos duele la espalda?
El uso de calor o frío en estos casos se basa en las características de la inflamación. En fases iniciales (24-72h desde el traumatismo) lo indicado es poner frío. Así, al disminuir el aporte de sangre a la zona, limitamos el exudado y, por tanto, la inflamación. Después de las primeras horas, puede comenzarse con la aplicación del calor, para aumentar el flujo sanguíneo y la reorganización de la cicatriz.
En cuanto a la analgesia producida tanto por el calor como por el frío, existen diversas
teorías, aunque la más aceptada es la teoría de la compuerta (gate control). Según esta teoría, las fibras que transmiten el calor y el frío son mucho más rápidas que las que transmiten el dolor, de tal modo que se inhibe la señal de dolor en favor de las de temperatura, presión… Es decir, “sobrecargamos” el sistema nervioso de información (en este caso de temperatura) para que el organismo no perciba el dolor, aunque la causa continúe. También se cree que la aplicación de calor aumenta la secreción de endorfinas.
Aquí tienes una artículo donde profundizamos algo más sobre la termoterapia, contraindicaciones o precauciones que debemos tener.
Guzmán Herrera
Fuente: Rehabilitación Veterinaria