Fisioterapia para una exitosa recuperación
La articulación del hombro es esferoidea permitiendo así un amplio rango de movimientos principalmente flexión y extensión pero también de abducción y aducción. En dicha articulación, la cabeza del húmero articula con la cavidad glenoidea de la escápula. Así la estabilidad depende de un conjunto de estructuras que agrupamos en mecanismos activos y mecanismos pasivos. En cuanto a los pasivos, estos los configuran básicamente los ligamentos glenohumerales medial y lateral, la cápsula articular, el ligamento subescapular y el reducido contenido de líquido articular. Referente a los mecanismos activos, estos los conforman la combinación de las estructuras anteriormente mencionadas (mecanismos pasivos) juntamente con los músculos bíceps, subescapular, infraespinoso y redondo menor. Estos al contraerse, permiten estabilizar la articulación del hombro, ya que sitúan la cabeza humeral dentro de la cavidad glenoida. A continuación quiero sacar de relieve la gran importancia que tienen los músculos y, por lo tanto, la fisioterapia, para generar estabilidad en esta articulación cuando se ha visto alterada.
Existe poca documentación acerca la etiología de la inestabilidad de hombro, y son descritas desde traumas severos a microtraumas repetidos como factores que ocasionan esta inestabilidad (Rials, 2015)1. Para diagnosticar esta patología, se darán los siguientes signos clínicos: En primer lugar, el cliente nos indicará que existe en su perro una cojera presente des de hace tiempo, aunque puede presentarse solamente después de un ejercicio intenso. En segundo lugar, en una exploración bajo sedación, determinaremos también dolor a la palpación y extensión del hombro, así como posiblemente atrofia de grado variable de los músculos que conforman el hombro. Por otro lado, realizaremos también los tests de estabilidad craneocaudal y el de abducción/aducción, comparando con la extremidad contralateral los resultados. También realizaremos pruebas radiológicas normales y bajo estrés, aunque no siempre nos serán de gran utilidad. Generalmente, en ellas, apreciaremos señales de osteoartrosis y, en algunos casos, signos de calcificación del tendón del bíceps o del supraespinoso. Una artrocentesis nos ayudará también en el diagnóstco. Mediante el conjunto de todas estas pruebas, podremos establecer si se trata de un proceso intraarticular o periarticular. Si es intraarticular, exploraremos dicha articulación mediante artroscopia. (Trilla, 2005)2. Los principales hallazgos artroscópicos cuando existe inestabilidad serán sinovitis, tendinitis de bíceps, lesiones de los ligamentos colaterales, del tendón subescapular y del labrum (Rials, 2015)1.
El tratamiento de la inestabilidad de codo puede ser médico o quirúrgico. El médico consiste en restringir los movimientos y reducir el dolor. En este sentido, pueden ayudar los antiinflamatorios naturalessi el veterinario recomienda administrar antiinflamatorios para reducir el dolor.También puede serle de gran utilidad la órtesis de codo con una banda pectoral doble, que pediremos que se añada en la órtesis, ya que permite reducir el grado de abducción del hombro si es esta la función deseada. Es clave destacar que en un estudio realizado por Rials publicado en el SEVC de AVEPA del 2013, del total de 38 hombros de 35 pacientes que estudió, 7 fueron tratados solamente con el tratamiento conservador más fisioterapia para su recuperación y ésta fue completa y aceptable excepto en un solo caso (es decir, el 85,8%). Así pues, los buenos resultados sacan de relieve el papel clave de los mecanismos activos (los músculos) para generar estabilidad en dicha articulación. En cuanto al resto de los 31 pacientes, fueron tratados con técnicas quirúrgicas más fisioterapia, con unos resultados de recuperación completa o aceptable en el 88,6% de los casos, siendo pues un porcentaje muy similar al de los que fueron tratados con tratamiento conservador más fisioterapia. Las técnicas quirúrgicas que se emplearon fueron tenotomía del tendón del bíceps en 3 de los casos, y sutura extracapsular con túnel en escápula y anclaje en húmero en 28 de los casos (Rials, 2013)3.
En este mencionado estudio también se demuestra la importancia clave del ligamento glenohumeral medial en la existencia de la inestabilidad del hombro, pues de los 35 casos de estudio, solamente en uno no se encontraba afectada esta estructura. Es pues crucial la integridad de este ligamento para conseguir estabilidad en la articulación del hombro. En cuanto a la sinovitis, se encontraba en el 100% de los casos. La tendinitis del bíceps, por otro lado, se encontró en el 37,14% de los casos; la lesión del tendón subescapular en un 42,56% y la del labrum en un 2’86%.
1. José manuel Rial Cels. Artoscopia del hombro. Estudio retrospectivo de 16 casos clínicos de inestabilidad de hombro. ARGOS 53/2015. Hospital veterinarios Marina Baixa. España.
2. Victor Trilla Muntanyola. Exploración artroscópìca del hombro en el perro. ARGOS 566/2005. Hospital Veterinari del Maresme. España.
3. Jose manuel Rial Cels. Hallazgos artroscópicos en 35 perros con inestabilidad de hombro. Póster publicado en el SEVC de AVEPA el 2013. Hospital Veterinario Marina Baixa. España.
Clara Castells Urgell
Veterinaria de Ortocanis
www.ortocanis.com