El frío es uno de los elementos más usados para el tratamiento y la prevención de dolores musculares e inflamaciones articulares o de tejido blando.
Después de una cirugía, en casos de lesiones de tejidos blandos: tendinitis, lesiones musculares, la aplicación de frío reduce el dolor, evita la formación de exceso de inflamación y ayuda a resolverla si esta ha aparecido.
Hay diversos estudios que hablan de la eficacia del uso de crioterapia en sus distintas vertientes, aplicación de hielo, bolsas de un solo uso de frío instantáneo, cold pack, dispositivos de neopreno para el uso con cold packs o hielo picado, inmersión en agua fría con cubitos de hielo…
Todas ellas tienen sus ventajas y sus inconvenientes.
Las técnicas que utilizan hielo de forma directa, o inmersión en agua fría tienen el problema de mojar la piel del animal y transmitir demasiada humedad al cuerpo del animal, además el agua helada que queda justo tocando a la piel del animal puede producir quemaduras e irritaciones, en humana se recomienda siempre poner un paño entre la piel del paciente y el hielo.
A veces, en perros pensamos que su propio pelaje es suficiente, pero podemos tener problemas con el agua, muy fría, que queda justo tocando a la piel del perro. Por lo tanto es mejor evitar este contacto directo.
Existen equipos muy caros de “hielo seco” que son máquinas que emiten aire muy frio y son usados en centros de rehabilitación humana, sobretodo en centros deportivos, bajan de forma clara la temperatura del tejido si mojar la piel y sin crear humedad ni irritación. El pelo del perro puede ser un impedimento para la penetración del frío de este tipo de aparatos, este factor junto con el elevado precio hacen que prácticamente no se use en perros esta técnica.
El sistema des sujeción es otro de los factores importantes; existen en el mercado sistemas de sujeción muy bien diseñados que permiten al perro hasta una cierta movilidad sin que se caiga el hielo, es extremadamente recomendable usar cinchas o otros sistemas más evolucionados de sujeción ya que así nos aseguramos el contacto íntimo del hielo con la piel del perro y que este contacto va a durar todo el tiempo que dura el tratamiento.
El tiempo estimado de tratamiento debe ser de entre 15 y 20 minutos, los estudios más recientes recomiendan estos tiempos puesto que son los que permiten mantener durante un cierto tiempo un tejido más o menos profundo, como por ejemplo una cápsula articular de la rodilla a una temperatura considerada terapéutica 15ºC. Precisamente la rodilla es una de las articulaciones donde más hielo podemos usar como sistema de tratamiento y un dispositivo que fije bien el hielo a la rodilla nos puede ayudar mucho a ser más eficaces. Si el tejido interno no baja hasta los 15ºC no estamos aprovechando bien las posibilidades de la crioterapia.
La última novedad en el tratamiento de crioterapia es convinarla con la compresión y la última evolución de la compresión es que esta sea alternante. Existe una sola máquina en el mercado que facilita estos dos componentes, crioterapia y compresión intermitente en un sólo aparato el sistema de frío y compresión.
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