Dos hernias discales no han impedido a Lolo seguir adelante. Literalmente, seguir moviéndose a pesar de su discapacidad. Hace un mes, Lolo, este simpático bulldog de 7 años de edad y unos 17 kg de peso, dejó de mover sus patas traseras. Nadie vio que sufriera una caída ni nada parecido. Simplemente un día no salió de su cama y los dueños se dieron cuenta que no se tenía en pie.
Acudieron al veterinario enseguida y este le diagnosticó una hernia discal.
En esta patología, un disco intervertebral sale de su sitio entre dos cuerpos vertebrales, yendo hacia arriba y presionando la médula espinal. Además, se crea una gran inflamación en la zona. Ambas cosas resultarán en una lesión de los nervios espinales. Los síntomas pueden ir desde un simple dolor a la parálisis total. Dependiendo del tramo de médula que esté afectado las consecuencias para el animal variarán.
En nuestra sección de "Lecturas" tienes más infomación sobre las hernias discales y su tratamiento.
Sólo había una posibilidad sin garantías de operarlo y no dudaron en probarlo. Aún estando dentro de las 24h de la lesión, margen en el que existen posibilidades de recuperación, y proceder a la operación de inmediato, Lolo no ha podido recuperar la movilidad en sus patas. Tampoco puede hacer sus necesidades así que hay que “vaciarlo” tres veces al día.
Lolo siempre había corrido de una forma particular, como de lado. Ahora seguirá moviéndose pero de una forma aún más especial si cabe. Tras un mes prácticamente sin poder moverse, ha podido ir donde el quería… a olisquear señales de otros perros. Éste es Lolo con su nueva silla de ruedas: