En perros, la inmovilización de una extremidad es una práctica muy común. Su misión, en función de la situación será:
- Fijar un hueso o articulación para evitar daños mayores (inmovilización de urgencia)
- Mantener inmóviles partes de la extremidad para permitir el proceso de cicatrización después de una lesión (inmovilización de larga duración)
Inmovilización de urgencia
Sin conocimientos de primeros auxilios, no se debe mover la extremidad rota del perro para no lesionar más la zona. Los propietarios deben seguir ciertas pautas cuando su perro sufre una fractura. La principal es acudir cuanto antes al veterinario y mover lo menos posible al perro durante su traslado. Si se tienen ciertos conocimientos de primeros auxilios, se puede inmovilizar la zona lesionada con una revista o periódico, atado o vendando alrededor de la extremidad afectada. Las fracturas localizadas debajo del codo o de la rodilla y en las articulaciones son más susceptibles de empeorar si se mueve al perro.
Inmovilización de larga duración
La inmovilización de larga duración se suele usar para fracturas en extremidades, en algunas alteraciones en ligamentos, tendones y articulaciones y en algunos problemas neurológicos (hiperextensión carpal, avulsión del plexo braquial, parálisis del nervio radial, hiperflexión tarsal, déficits propioceptivos). Además es un proceso muy habitual tras las cirugías que afectan a estas zonas.
Tradicionalmente se han venido usando distintos materiales para conseguir la inmovilización: escayolas, aluminio, férulas simples de plástico, material termoplástico y fibra de vidrio con resina. También se usan vendajes especiales (Robert Jones, vendajes en ocho) y cabestrillos (de Ehmer, 90/90, de Velpreau, de flexión del carpo). Este tipo de procedimientos se hacen indispensables si queremos la resolución de muchos tipos de problemas ortopédicos. Es muy importante que sean aplicados bajo estricta supervisión veterinaria. Su uso requiere conocimientos y experiencia.
La inmovilización de larga duración puede comportar complicaciones: una falta de material de acolchado puede llevar a heridas y lesiones, mientras que un exceso de éste le restaría capacidad de inmovilización al vendaje. Asimismo, el material debe ser hipoalergénico y no retener líquidos. Es muy importante aplicar la presión adecuada al vendaje, ya que se puede llegar a provocar necrosis de la extremidad si la sangre es incapaz de circular correctamente a través del miembro. Siempre que sea posible, es aconsejable revisar los "pies" del animal en busca de hinchazón o baja temperatura, lo que nos podría indicar que hay una presión excesiva. Debemos tener en cuenta también que la mayoría de los métodos de inmovilización son complicados de llevar a cabo, así que se hace difícil cambiarlos muy a menudo. Este hecho nos dificulta la detección de posibles problemas:
- Infección en la piel
- Mala alineación ósea
- falta de cicatrización de heridas entre otros
Nuevas alternativas para inmovilizar la pata del perro
Debido a la dificultad y a los posibles problemas que puede conllevar la inmovilización tradicional, actualmente se tiende más al uso de férulas premoldeadas que sustituyen el uso de vendaje y se pueden quitar y poner fácilmente, incluso por parte del propietario. Existen en diferentes tamaños, tanto para extremidades delanteras como traseras. Están aconsejadas sobretodo en problemas de miembros distales (es decir: mano, pie, muñeca y tobillos) que tengan que ver con huesos, tendones o ligamentos.
Este tipo de férulas caninas se pueden utilizar en casos de déficit neurológico, neuropraxias y otros problemas del plexo braquial y nervio radial. También las podemos utilizar en casos de fracturas, fisuras e incluso en lesiones de tejido blando que requieran un cierto grado de inmovilización. Su uso más frecuente es en hiperextensión carpal, avulsión del plexo braquial, hiperflexión del tarso, como tratamiento conservador de fracturas no complicadas (siempre bajo supervisión veterinaria) o para inmovilizar la extremidad después de una cirugía de traumatología.
¿Qué férulas preformadas existen?
Férula de pata delantera:
Inmovilización total de la extremidad hasta la mitad del radio. Usos: fracturas en falanges, metacarpo y carpo. Soporte extra en cirugías de artrodesis. Hiperextensión carpal. Lesiones en ligamentos y tendones de miembro anterior distal. Problemas neurológicos: déficits de propiocepción distal (como algunos casos de avulsión del Plexo Braquial)
Férula de pata trasera:
Inmovilización total de la extremidad trasera hasta la zona media de la tibia. Usos: fracturas en falanges, metatarsos y tarso. Soporte extra en cirugías de artrodesis. Hiperflexión tarsal. Lesiones en ligamentos y tendones de miembro posterior distal, incluido el tendón calcáneo (tendón de Aquiles). Problemas neurológicos: déficits de propiocepción.
Férula de bota corta:
Férula corta para extremidad trasera o delantera. Usos: fractura en falanges, metacarpos o metatarsos. Problemas neurológicos: déficits de propiocepción. Es muy utilizada en lesiones del nervio ciático que derivan en un apoyo irregular del pie (apoyo con el dorso del pie).
Otras inmovilizaciones menos invasivas
Además de las ferulas existen nuevas ortesis que inmovilizan en un menor grado articulaciones como el carpo o la rodilla del perro.
Ver por ejemplo el Soporte de carpo, que es una mejorada alternativa a un vendaje Robert Jones o el reciente inmovilizador de rodilla para perro de Ortocanis.
Equipo veterinario de Ortocanis