Una rutina de masaje se compone del uso de distintas maniobras. Una maniobra es una manipulación, con un objetivo concreto, de las estructuras corporales usando las manos, los codos o otros instrumentos: vibradores mecánicos, aparatos de madera o plástico o bien masajeadores que además pueden incorporar calor o vibración.
Cada una de las diferentes maniobras persigue unos objetivos y provoca unos efectos particulares (sedación, excitación, hiperemia, relajación, estiramiento, aumento del tono muscular, drenaje de fluidos...)
En los perros, a diferencia de los caballos, no se acostumbran a utilizar grandes aparatos de vibración, si podemos utilizar masajeadores pero principalmente se usan las manos, la intención del masaje muy a menudo será la relajación del animal y por lo tanto utilizaremos técnicas muy suaves, lentas y de sedación.

Las principales maniobras de masaje son:
El contacto pasivo, el roce superficial y profundo, las fricciones, las vibraciones, las percusiones y el amasamiento.
Dentro de estas maniobras hay variaciones y ritmos diferentes que variarán según los objetivos del tratamiento.


Contacto Pasivo o (Passive Touch)

Se trata de una técnica introductoria que pretende tanto tratar como evaluar.
Dejamos la mano quieta sin realizar ninguna acción consciente encima de la piel del perro, la actitud será de “escucha”. Debemos escuchar lo que nos dice el cuerpo del perro al que estamos tratando; la actitud de escucha permite notar, sentir la reacción del cuerpo a nuestro contacto.
Muchas veces se notan movimientos rítmicos de elevación y descenso, o de espiral debajo de nuestras manos lo más probable es que se trate del movimiento de las fascias.
En cualquier caso la sensación de tensión en un tejido, contractura muscular, temperatura, sensibilidad… son aspectos que debemos valorar y recordar para fases posteriores del masaje.
El mismo contacto ya es de por si muchas veces terapéutico, aunque esta técnica tenga una componente de exploración o evaluación importante. El mero hecho de tocar con cariño y con “intención terapéutica” una estructura puede mejorar la característica del tejido.

Roce (effleurage)

Se realiza deslizando las manos planas sobre la piel del perro en la dirección de las fibras musculares que hay debajo. La presión que ejercemos es muy suave, no se deben mover las estructuras subcutáneas.
El roce es una maniobra donde el efecto mecánico incide únicamente sobre la piel; los efectos sistémicos y sobre el tejido muscular subyacente se dan por vía refleja y por mediadores químicos.
Realizamos un roce al inicio y al final de la rutina de masaje, o bien, cuando hay mucha sensibilidad y no podemos usar maniobras más agresivas.

Los principales efectos fisiológicos que provocan los roces son:

• Sedación local
• Aumento de la temperatura cutánea
• Vasodilatación superficial
• Disminución de la sensibilidad cutánea
• Relajación

Podemos distinguir entre el roce superficial que será una técnica introductoria realizada con una mano o con las dos de forma independiente o coordinada, y el roce profundo en el que realizamos más fuerza y utilizamos las dos manos (una encima de la otra) para ganar profundidad y fuerza.
Durante el roce superficial es importante no perder el contacto con el perro, por lo que se recomienda usar alternativamente una y la otra para que siempre haya una encima de la piel del animal.

Fricción

Realizamos la fricción colocando la mano sobre la estructura que queremos tratar y aplicando un movimiento de “vaivén” rápido e intenso. Efectuamos una presión (variamos el grado de presión dependiendo de la estructura que tratamos) y movemos la mano en la dirección de las fibras musculares subyacentes.
La fricción tiene un fuerte efecto mecánico sobre la piel y las estructuras musculares y tendinosas más superficiales, también podemos profundizar aplicando mayor presión. La energía mecánica del propio roce genera un considerable aumento de la temperatura local.
La presión que realizamos varía según la estructura que queramos tratar: leve para la piel y tejido subcutáneo, moderada para tendones y musculatura superficial, y fuerte para planos más profundos de musculatura.
Las fricciones las podemos realizar con la mano plana, con las eminencias tenar e hipotenar y con la punta de los dedos.
La fricción tiene un componente de efectos mecánicos directos más importantes que el roce pero también conlleva una serie de reacciones sistémicas y sensitivas destacables.
Los principales efectos fisiológicos son:

• Elimina células muertas.
• Elimina adherencias de cicatrices.
• Reduce las contracturas y tensiones musculares.
• Activa la circulación venosa y linfática.
• Disminuye la fibrosis.
• Dilata capilares.
• Favorece el aumento del tono y disminuye la atrofia musculares.
• Activa de forma refleja los centros vasomotores.
• Reabsorbe derrames, edemas y exudados.

Hay una técnica específica para tratar tendones: fricciones profundas o bien, masaje transverso profundo o de Cyriax.


Toni Ramon Boixaderas

www.ortocanis.com